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Derivados del pescado

Otros derivados del pescado

Aceite de pescado

Los aceites pescados se obtienen a partir de las especies más grasas. Éstos pescados se cuecen y se prensan, de modo que se consigue un líquido del que se extraerá el aceite mediante centrifugación.

Los aceites se refinan y pueden emplearse tanto para la alimentación humana como animal.

El aceite se extrae del hígado del pescado y en menor proporción de su músculo, piel y cabeza. El hígado que más se emplea por su riqueza en vitaminas A y D es el de bacalao. Para obtener un aceite de calidad es necesario que el pescado esté lo más fresco posible. Un pescado de mala calidad dará lugar a un aceite de olor desagradable. Además, el aceite se ha de almacenar en un lugar sin luz, con poco oxígeno y a la menor temperatura posible.

Los aceites de pescado se utilizan en la elaboración de piensos, productos farmacológicos, pinturas y resinas. No obstante, su aplicación más destacable es en la industria de margarinas, pastelería, aceites comestibles, así como en la de los complementos dietéticos.

Harina de pescado

Para la elaboración de las harinas de pescado se emplean especies de talla pequeña y carne grasa. Mediante la cocción, prensado y secado del pescado, se obtiene una torta. Ésta se muele hasta conseguir una textura granulada adecuada. De este modo se obtienen las harinas de alto valor proteico (60-65%) y buen contenido en ácidos grasos omega-3, que favorecen el crecimiento de los animales. Estas harinas suponen una buena fuente de energía en la alimentación de aves, cerdos, vacas, ovejas y en la piscicultura.

Concentrados proteicos de pescado

Los concentrados proteicos de pescado son por lo general harinas de pescado aptas para el consumo humano. Existen dos tipos: los concentrados tipo A, sin color y sin olor a pescado; y los tipo B, que sí poseen el sabor y olor típicos del pescado. En algunas partes del mundo, en especial en países en vías de desarrollo, el tipo A se emplea como complemento de la alimentación humana. Estos concentrados pueden añadirse a cualquier alimento, gracias a la ausencia de aroma y sabor a pescado, y contribuyen a resolver algunos problemas nutricionales como las malnutriciones calórico-proteicas. Existe también un concentrado proteico texturizado de músculo de pescado denominado Marinbeef que se emplea en la elaboración de productos cárnicos. Dicho producto carece de las características organolépticas propias del pescado y posee gran capacidad de absorción de agua, lo que da lugar a una textura parecida a la de la carne.