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Consejos y técnicas culinarias

¿Qué trucos podemos emplear?

¿Qué trucos podemos emplear para hacer del pescado un alimento más atractivo y apetecible?

El saludable hábito de comer pescado se puede disfrutar a través de múltiples variantes. Quienes desean incluirlo como parte relevante de su dieta disponen de trucos y consejos que van a convertir en un placer el uso de este alimento apetitoso y nutritivo. Del mismo modo, quienes ya lo consumen pueden descubrir aquí otros modos de saborearlo.

Cuando el problema son las espinas

Si lo que no nos gusta son las espinas, conviene escoger piezas como lomos en lugar de rodajas o filetes. La perca y el mero, el lenguado, el fletán o el halibut, el emperador, el rape, el atún y el bonito son una buena elección, dado que no suelen presentar ninguna espina.

Su olor o sabor son demasiado fuertes.

El pescado azul posee un olor y sabor mucho más pronunciados que el blanco. No obstante, no hay por qué descartarlos. Disponemos de distintos trucos que pueden atenuar o enmascarar el sabor y el olor del pescado azul para el agrado de todos los comensales.

  • Conviene guardar el pescado limpio y eviscerado en un recipiente hermético en la nevera para evitar así que transmita su olor al resto de alimentos.
  • Conviene que cuando se vaya a limpiar o cocinar el pescado, la persona a quien no le agrada permanezca lejos de los olores de la cocina para evitar aversiones.
  • Se pueden usar distintas técnicas y salsas que suavicen su sabor y olor, o los encubran levemente. Por ejemplo: emplear salsas (bechamel, mayonesa, rosa, de yogur, etc. El rebozado y empanado pueden mejorar su aceptación. Por ejemplo: unas anchoas rebozadas y rellenas del piquillo pueden tener más éxito que si se presentan fritas.

Su consistencia es muy blanda

Descubrir el placer de comer pescado

La consistencia blanda no es excusa para rechazar el pescado. Existe una gran variedad de especies con una textura más firme: el emperador, el atún y el bonito, el salmón, el rape, el bacalao, el congrio, la perca y el mero son algunos ejemplos disponibles en cualquier pescadería.

Sólo me gusta si es fresco

Siempre que se respete la cadena de frío, el pescado congelado tiene las mismas propiedades nutritivas que el fresco. Lo que sucede en la mayoría de las ocasiones es que descongelamos mal la pieza. La principal ventaja que presenta el congelado es que puede conservarse meses y utilizarse cuando se necesite, de modo no es preciso ir a la compra tan a menudo. Hoy día, se puede adquirir casi cualquier tipo de pescado congelado, como merluza, emperador, rape, bacalao, mero, congrio, lenguado... por lo que los platos que se pueden preparar son innumerables. Además, el pescado congelado que se adquiere a granel es más barato que el fresco y no suele presentar desperdicios, dado que suele estar preparado para que pueda cocinarse sin tener que limpiarlo. Las diferentes presentaciones (filetes, ruedas, lomos, troncos, colas, varitas...) y la ausencia de espinas son factores a tener en cuenta para quienes normalmente rechazan este alimento.

El pescado no me "llena"

Descubrir el placer de comer pescado

El pescado es un alimento menos fibroso que la carne y su digestibilidad viene condicionada por su contenido graso (blanco, semigraso o azul), por su forma de preparación o cocción y acompañamientos (salsas y guarniciones). Por tanto, no se puede decir a priori que el pescado no “llena” o que no sacia.

El ajoarriero, elaborado con fritada de verduras y patatas fritas, constituye un plato de alta densidad energética y que “llena” tanto o más que un filete a la plancha acompañado de pimientos. La merluza rellena junto con patatas y mayonesa gratinada al horno es otro claro ejemplo, así como el marmitako, un plato típico del País Vasco que se elabora con bonito, verduras, patatas y caldo.

Me aburre comer siempre lo mismo

Se tiende a escoger entre 2 o 3 variedades de pescado y estas se cocinan siempre igual, lo que puede resultar aburrido y provocar rechazo. Por ello conviene variar el tipo de pescado y las técnicas culinarias, lo que dará como resultado una dieta más equilibrada y apetecible. A modo de ejemplo, la merluza es un pescado con muchas posibilidades culinarias. Se puede saborear rebozada junto a una ensalada; al horno con patatas panadera; en salsa verde con guisantes y marisco; al horno sobre un fondo de zanahoria y cebolla y gratinada; en pastel o croquetas junto con gambas; como principal ingrediente del relleno de pimientos, etc.